Hallan tres piezas de cerámica griega del IV a.C. en el yacimiento celtibérico de Castil de Griegos, en Checa

La última campaña arqueológica llevada a cabo a lo largo de este mes de julio, en el yacimiento celtibérico de Castil de Griegos (siglos VIII-II a. de C.) con financiación de la Diputación Provincial, ha desvelado dos skiphos, un kylix y una copa de origen griego (siglo IV a. de C.). Un descubrimiento único en la Celtiberia que viene a demostrar los intercambios comerciales entre estos pobladores prerromanos del Alto Tajo y los íberos del Sur y del Levante español y, lo más importante, la continuidad de la trashumancia en estas tierras desde hace 2.500 años, hasta prácticamente la actualidad

El yacimiento celtibérico de Castil de Griegos (siglos VIII-II antes de Cristo), en la localidad de Checa, en el Alto Tajo, no ha dejado de sorprender a los investigadores campaña tras campaña, desde hace casi dos décadas, por lo que era cuestión de tiempo que terminara dando la campanada con el descubrimiento más importante de los últimos tiempos sobre la Celtiberia.

Y es que, si ya era especialmente singular el complejo sistema defensivo que protege este castro celtibérico; que más tarde se comprobó que servía para salvaguardar un centro productivo también único; donde aparecía, entre distintos talleres, uno de cuentas de pasta vítrea hasta ese momento desconocido en estas poblaciones prerromanas; el equipo técnico coordinado por el arqueólogo, Juan Pablo Martínez Naranjo, y dirigido por Jose Ignacio de la Torre Echávarri tuvo que frotarse los ojos varias veces para ver con nitidez que, efectivamente, lo que tenían ante ellos eran tres piezas de cerámica griega de la serie de figuras rojas, datadas en el siglo IV antes de Cristo. Un descubrimiento insólito en la Celtiberia, que ha tenido lugar durante la última campaña, desarrollada en este castro a lo largo del mes de julio, que no sólo constata los intercambios comerciales con el Sur y el Levante español, sino también la continuidad de la trashumancia desde el Alto Tajo a tierras andaluzas, a lo largo de más de dos milenios, hasta casi nuestros días.

 “Es un hallazgo realmente impresionante y excepcional, de los más importantes que ha habido hasta ahora, teniendo en cuenta que es el único yacimiento de la Celtiberia, en el centro peninsular, donde se ha documentado la existencia de este tipo de cerámica, que sí es más común en el Levante y en el Sur peninsular”, comenta Martínez Naranjo.

En concreto, explica el arqueólogo, se han encontrado dos skiphos, un kylix y una copa, piezas que se utilizaban para beber vino, “con motivos figurados y una de ellas con un motivo animal: una cabeza de caballo, que es algo que suele ser raro en este tipo de cerámica griega”, detalla.

Estos objetos han aparecido en una estancia aneja al taller de telar, que se documentaba hace dos campañas, lo que además evidencia una distribución de las construcciones más compleja.

Según el arqueólogo, estas piezas habrían sido elaboradas en Grecia y exportadas a la Península y estarían consideradas como productos de lujo. Dentro de este tipo de cerámica griega, se diferencia una serie de figuras rojas y otra de figuras negras y en este caso se corresponden con la primera tipología: “Son cerámicas figuradas que posiblemente nos están relatando episodios mitológicos griegos. De hecho, estamos en contacto con el Museo Arqueológico Nacional para que nos ayude a interpretar estos motivos”, añade el coordinador de las excavaciones.

El catedrático de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza y especialista en la cultura celtibérica, Francisco Burillo Mozota, añade que consisten en producciones de alfares griegos que se elaboran de manera masiva a lo largo del siglo IV a. de C., esencialmente, para ser exportadas, por lo que se extienden por otros territorios fuera de Grecia, “es decir, que donde mayormente se encuentran es en la zona del Mar Muerto, en Italia y en Iberia”. En la Península, indica, se han hallado ejemplares con características similares sobre todo en necrópolis ibéricas del alto Guadalquivir, como Baza (Granada) o en el sureste, por ejemplo, en la necrópolis del Cigarralejo en Mula (Murcia), “donde tenemos un desarrollo de época Ibérica en el siglo V y IV a. de C. muy importante, desde el punto de vista económico”. También aparecen en las plazas griegas de Ampurias y Rosas (Gerona).

Por lo tanto, asegura el catedrático, “estas importaciones son frecuentes en Andalucía y en el sureste peninsular, lo que es excepcional es hallarlas en un lugar como Checa, porque es el conjunto con creces más importante que ha aparecido en toda la Celtiberia”.

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