Encuentran por primera vez castores en el río Tajo, donde llevaban siglos desaparecidos
Los
investigadores Marco Ansón y Celia García Prendes han registrado
por primera vez la presencia de castores en el río Tajo, una especie autóctona que
llevaba siglos desaparecida y que actualmente está protegida por la Unión Europea.
El
descubrimiento ha sido publicado en la revista científica Galemys.
Spanish Journal of Mammalogy, de la Sociedad Española para la
Conservación y Estudio de los Mamíferos (SECEM), bajo el título
"Un
castor en el río Tajo". Según los investigadores, este
avistamiento se produjo el pasado mes de junio mientras realizaban un estudio
sobre el martín pescador en el río.
"Estábamos en plena labor de campo cuando vi un castor
cruzando el río y lo identifiqué al momento. Fui consciente de que era el
primer registro de castores en esta cuenca, ya que hasta ahora solo se habían
detectado en el Ebro, el Duero y el Guadalquivir",
ha explicado Marco
Ansón, paleozoólogo y técnico medioambiental, al igual que su
compañera Celia García.
A
raíz de este hallazgo, los investigadores han iniciado un estudio detallado de
la presencia del castor en el Tajo dentro del Centro de Estudios Animales,
una agrupación independiente de profesionales de la zoología dedicada a la
investigación y divulgación.
Tres grupos poblacionales
detectados
Los
investigadores han localizado tres grupos poblacionales de castores en la cuenca
del Tajo, aunque aún desconocen el número exacto de individuos.
"Los castores son animales monógamos y forman parejas
biparentales. Sus crías permanecen en el núcleo familiar hasta que alcanzan la
madurez", ha explicado Ansón. Sin embargo, todavía no han podido
determinar si los grupos detectados son parejas o familias con crías de distintas edades,
ya que no han conseguido avistar a todos los ejemplares.
Por
el tamaño de los individuos observados y los testimonios de los habitantes de
la zona, los investigadores creen que los castores podrían llevar tres años
viviendo en la cuenca del Tajo.
Castores en el Tajo desde época
romana
Aunque
los castores llevaban siglos desaparecidos, se sabe que existieron en el río
Tajo durante la época romana y visigoda, antes de su extinción por
la caza y el consumo humano.
"El castor formaba parte de los ecosistemas fluviales
ibéricos, pero en el resto de Europa la especie sufrió un fuerte declive
durante los últimos tres o cuatro siglos. Gracias a medidas de conservación,
comenzó a recuperarse a mediados del siglo XX",
ha señalado el investigador.
La
reintroducción
del castor en España se produjo en 2003 en la cuenca del Ebro,
aunque de manera no autorizada. Según Ansón, alguien decidió tomar
ejemplares de Centroeuropa,
posiblemente de Alemania, y liberarlos en España sin ningún permiso ni
plan de conservación. Esto supone un riesgo, ya que "no
sabemos si los ejemplares reintroducidos estaban sanos o si podían transmitir
alguna enfermedad”.
El castor y su impacto en el
ecosistema
A
pesar de su controvertida reintroducción, el castor es una especie que aporta
biodiversidad a los hábitats acuáticos. Su presencia dinamiza e
interconecta diferentes especies, sin causar problemas
ecológicos siempre que no sea perseguido.
"Si no se le molesta, el castor tiene capacidad de
recolonizar ríos de forma natural", ha explicado el experto. De
hecho, desde su llegada al Ebro, los castores han comenzado a expandirse a
otras cuencas fluviales como el Guadalquivir, el Duero y ahora el Tajo. Sin
embargo, los investigadores afirman que no han llegado por su cuenta, sino que alguien los
ha trasladado a estos ríos.
Para
Ansón, la presencia
del castor puede ser beneficiosa en ecosistemas degradados por
especies invasoras como el cangrejo americano o el teluro,
ya que su actividad contribuye a la recuperación de los entornos fluviales.
Coordinación con el Gobierno de
Castilla-La Mancha
Actualmente,
los investigadores continúan analizando la etología y ecología del castor
en el río Tajo y han establecido contacto con técnicos del Gobierno de
Castilla-La Mancha para compartir la información recopilada.
El
delegado
de Desarrollo Sostenible de la Junta en Guadalajara ha
confirmado que los agentes medioambientales ya están trabajando en la zona,
donde han realizado sus propios avistamientos. De momento, han indicado que los castores
no están ocasionando daños en el ecosistema ni en las
infraestructuras locales.
El
hallazgo abre la puerta a nuevas investigaciones sobre la recuperación del
castor en la península ibérica y su impacto en los ecosistemas fluviales de
España.
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