Alertan de la expansión del siluro al Jarama tras romperse el dique de Velilla

La rotura del dique de Velilla de San Antonio podría haber facilitado la expansión de esta especie invasora hacia el Jarama y el Tajo, poniendo en peligro la biodiversidad fluvial

Las recientes crecidas del río Jarama durante la segunda mitad de marzo han tenido consecuencias inesperadas y potencialmente devastadoras para los ecosistemas acuáticos de la zona. La laguna de Velilla de San Antonio, uno de los humedales más importantes del sureste madrileño, ha quedado conectada de forma directa con el Jarama tras la rotura de la mota de separación, lo que ha permitido un intercambio incontrolado de especies.

Los colectivos de la Plataforma Ecologista Madrileña han alertado de la probable colonización del Jarama por parte del siluro, una especie exótica y depredadora que ya habitaba en la laguna desde al menos 2016. Este pez, originario de Asia, puede alcanzar los tres metros de longitud y hasta 300 kilos de peso, y su presencia supone un grave desequilibrio para los ecosistemas donde se instala, debido a su voracidad y a la falta de depredadores naturales.

Una amenaza real para la biodiversidad del Jarama y del Tajo

Según denuncian organizaciones como ARBA, El Soto, GRAMA, Jarama Vivo o Liberum Natura, este episodio podría suponer el principio del fin para muchas especies autóctonas de peces y aves acuáticas en el curso medio del Jarama y, potencialmente, en el Tajo. “Estamos ante una catástrofe ecológica en marcha”, advierten, señalando que en la laguna de Velilla ya se ha comprobado cómo la presencia del siluro ha convertido el ecosistema en un auténtico desierto biológico, eliminando por completo a especies como los somormujos que nidificaban habitualmente en la zona.

Las entidades ecologistas denuncian además la inacción de la Consejería de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, a la que acusan de negligencia continuada en la protección de los ecosistemas acuáticos. Exigen una investigación inmediata sobre la presencia de siluros en el Jarama y los humedales conectados, así como la puesta en marcha urgente de un plan de erradicación y control.

Antecedentes preocupantes y falta de medidas

La historia de esta invasión no es nueva. Ya en enero de 2016, la propia Consejería tuvo que retirar decenas de grandes ejemplares muertos en la laguna de Velilla, tras conocerse que algunos pescadores locales habían introducido esta especie de forma clandestina. Desde entonces, los colectivos naturalistas llevan años advirtiendo de sus consecuencias sin que se haya aplicado ninguna estrategia efectiva.

Los ecologistas advierten que, de no actuar con urgencia, se producirá una alteración irreversible de las cadenas tróficas fluviales, afectando no solo a la fauna sino también al equilibrio del ecosistema y a la calidad del agua en ríos como el Jarama y el Tajo.

Comentarios